Formación de Hábitos: Rutina diaria

En la base de toda evolución correcta, el niño/a debe tener satisfechas las necesidades primarias: alimentación, sueño e higiene; y las condiciones externas que favorecen el crecimiento: temperatura, iluminación, percepciones sonoras y visuales; todo proporcionado a su medida cuantitativa y cualitativamente.

Abarca conocimientos, actitudes, destrezas y hábitos que tienen relación con el desarrollo de la autonomía personal, con el conocimiento del cuerpo del otro. Por otra parte, recogemos información sobre la forma de vida del niño/a a lo largo de su desarrollo para saber si el cuidado que se le dispensa responde a sus necesidades individuales. Todo ello unido a la conexión establecida desde un principio entre familia y escuela.

En relación con la prevención de accidentes dentro de la E.I., aprovechamos las situaciones claves para informar a los niños y niñas de los posibles peligros que puedan surgir si no actúan correctamente según las indicaciones del educador/a (subir y bajar las escaleras agarrados a la baranda, no meterse objetos pequeños en la boca, nariz y oídos,…) con las explicaciones pertinentes y sus posibles consecuencias.

Los hábitos se van introduciendo progresivamente, de manera más significativa en los niños/as más pequeños ya que según vayan alcanzando comportamientos habituales su autonomía personal será mayor. Aprovechamos la satisfacción de las necesidades básicas del niño/a porque son situaciones muy útiles y cercanas para él y para que vaya desarrollando conocimientos, habilidades, relaciones, etc. El niño/a necesita que esta rutina tenga siempre la misma frecuencia, que un acontecimiento siga siempre a otro, que se hagan las cosas de la misma manera, que los objetos estén siempre en su sitio, etc.. Todo esto da seguridad al niño/a y favorece la creación de «estructuras espaciotemporales», la capacidad de anticipar, de relacionar, de establecer secuencias, etc.

La comida.

Consideramos que el tema de la alimentación es una de las cuestiones pedagógicas a trabajar.

Comer es un acto social y placentero, y queremos favorecer que el niño/a lo viva así y no únicamente como una forma de satisfacer la necesidad orgánica de alimentarse. Pretendemos que sea un momento agradable para compartir con los amigos y amigas en un ambiente tranquilo.

A menudo nos llegan niños/as a la Escuela con costumbres adquiridas en su entorno familiar que dificultan los objetivos que nos hemos marcado, tanto en lo que se refiere al ambiente agradable y relajado, del que pensamos debe gozarse en la comida, como en lo que toca al hábito de ingerir alimentos variados y recibir una alimentación equilibrada.

El hábito de comer sólo, con todo lo que representa de utilización de los utensilios adecuados y de autonomía en la alimentación tiene que ser adquirido básicamente en casa, dado que es donde se dan, al igual que en la escuela, situaciones idóneas para imitar lo que hacen los demás y progresivamente ponerlo en práctica.

Facilitamos que el niño/a tome la iniciativa durante las comidas, permitiendo que, desde el principio, sea activo y que, poco a poco, vaya adquiriendo autonomía hasta que consiga comer por sí mismo.

Propiciamos que ya desde la lactancia pueda expresarnos que tiene hambre, y que participe de una manera activa, respetando las etapas de experimentación con la comida (cuando intenta coger el biberón y después los alimentos con los dedos o metiendo la mano dentro del plato…) hasta que, hacia el final del ciclo 0-3 acabe sabiendo utilizar correctamente la cuchara, el plato, el vaso, etc.

La hora de la comida se plantea así como una consolidación del puente afectivo que debe existir entre el educador/a y el niño/a, y como uno de los momentos fundamentales de desarrollo de la autonomía, entendiendo esta también como adquisición de normas de comportamiento necesarias para una buena convivencia.

Cambios-higiene.

Los comportamientos relacionados con la higiene personal están más entroncados con la asunción de una serie de normas básicas de convivencia y de desarrollo de la autonomía personal que con la satisfacción de una necesidad biológica, como en el caso de la comida. Por esto, es muy importante crear en los niños y niñas la necesidad de llevar a cabo una serie de actividades que favorezcan el control de esfínteres, la eliminación de elementos que pueden perjudicar su salud y otros comportamientos socialmente importantes.

Nuestra Escuela se plantea fomentar un verdadero control de esos músculos que son los esfínteres, que nos permiten regular nuestras necesidades, fomentando nuestra autonomía y no un simple adiestramiento (ahora hay que hacer pipí, ahora no…). Se plantea así un trabajo de conocimiento y desarrollo de estos músculos, tanto a nivel físico como psíquico, a través de actividades simbólicas (bañar muñecas, lavarlas…), de conocimiento (juego con los orinales, con los pañales…) y de conciencia física de los órganos (beber líquido, movimientos de la vejiga, etc.).

Descanso.

Nuestra finalidad como educadores a la hora del descanso es proporcionar las condiciones necesarias para favorecer al máximo esta actividad espontánea, autoinducida, que el niño/a realiza libremente.

Para ello le facilitamos un ambiente seguro, confiado y tranquilo que haga posible la relajación. El establecimiento de una relación afectiva entre el educador/a y el niño/a es un puntal básico para conseguir que el momento del descanso sea agradable y deseado. Debe existir un entendimiento, una sincronía mutua y, en definitiva, un afecto que le de seguridad y le permita mantener una actitud positiva hacia este momento del día. Es importante hacer ver a los niños/as la necesidad del descanso para restablecer su equilibrio emocional.

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